martes, 26 de agosto de 2014

El anillo de compromiso.

Qué dulce y romántico momento, cuando tu novio coloca en tu mano el símbolo de su futura unión, de una vida llena de sueños. Cientos de imágenes vienen a tu mente de todo lo que has deseado y sueñas construir con él, casa, hijos, vacaciones, aniversarios, navidades, cumpleaños, familia.


El anillo de compromiso ........ aquellas ganas de gritarle al mundo fuerte, muy fuerte, que te casas con el hombre que siempre soñaste y desde luego el mismo día o al siguiente lucirlo orgullosa ante tus amistades (no me niegues que no lo sientes así). 
Luces el símbolo de su amor.

Este puede ser de oro amarillo, oro blanco, plata, platino, el metal queda a gusto de quien lo adquiere pero siempre el detalle será la piedra en el centro que puede ser un diamante o de cualquier otro material (esto también depende del costo de la pieza).
Sin la piedra pues no es anillo de compromiso o solitario.
Esta pieza es la joya con el más alto valor sentimental.

Hace siglos la costumbre era entregar el anillo de compromiso entre los caballeros romanos, quienes aseguraban su matrimonio con una pieza circular de hierro que la mujer llevaba hasta que se cumpla la promesa matrimonial, más tarde agregaron a la joya un diamante y poco a poco fueron puliéndola, dándole cortes especiales y montaduras para darle más blancura y brillo a la piedra.
En el siglo IX, el papa Nicolás autorizó la entrega de anillos como la formalización de la relación entre una pareja y desde ese momento se mantiene este ritual incorporado a la boda católica y en algunas otras. 


Los hay de una sola piedra, con detalles a su al rededor, con más piedritas en el contorno del mismo, labrados, con texturas, infinidad de modelos que podrás encontrar cuando visites la joyería o en la web.
















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